Las vacaciones, como todo, tienen su fin.
Y de nuevo aqui, a reencontrar a los amigos.
Las vacaciones no son excusa para dejar el trabajo, aquella serie recien empezada: las Escenas callejeras. Y que mejor ciudad para callejear que Lisboa, su Rua Augusta es la arteria por la que bulle su sangre.
Ya sabeis algunos que estoy enamorado de Lisboa. Vuelvo a ella cada poco, a disfrutar de su ambiente, de sus gentes -amabilisimas- de su gastronomía, de su calma.
Y este año ha sido el inicio de las vacaciones, para entrar en ambiente y para hacer un descanso camino del Algarve. Mereció la pena, aunque solo fuesen veinticuatro horas. Todo sigue ahí, como siempre. La Baixa pombalina sigue destilando ese ambiente casi provinciano de los años 70 por mas que intenten superarlo. El Chiado -demasiados turistas- sigue teniendo su encanto de opulenta intelectualidad: sus librerias, sus cafés, aquellos comercios de siempre... y la calma, siempre la calma.
Maravillosa Lisboa.
Buena foto sobre todo en blanco y negro como mas me gustan, no me animaba a poner comentarios a pesar de seguirte pero es un blog fantastico.
ResponderEliminarLisboa tambien me inspira es una ciudad con mucho juego para la fotografia. Besos
Como bien dices, Lisboa es única.
ResponderEliminarExcelente fotografía.
Un abrazo
Magnifica foto. Coincido contigo en la descripción que haces de Lisboa, un lugar al que siempre volver. Enhorabuena por tu foto anterior, es una pasada.
ResponderEliminarSaludos.
Qué tendrá Lisboa, que enamora? Estuve paseando por esa calle en enero, y ya pienso en regresar.... precioso blog, felicidades, regreso y te sigo :) Un saludo cordial
ResponderEliminarMuy beuna medicion antonio
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