SALITRE Y ARENA

Uno que, como algunos sabeis, es de tierra adentro, no puede evitar seguir sintiendo, al estas alturas de la película, emocion, atracción, enamoramiento al fin, por la mar y todo lo que gira a su alrededor. Sus olores, que no sé si alcanzo a transmitir, sus sonidos, sus colores y hasta sus estados de ánimo me siguen haciendo pasar los mejores ratos.
No alcanzo todavía a saber si es por todo ello o por la paz y tranquilidad que suelo experimentar cuando me bajo a la arena, casi siempre solo, sin prisas, y empiezo a recocer, a saborear cada rincon, cada brillo, cada tono de esa infinita paleta, cuando apuro hasta el final el misterio que envuelve cada anochecer o cada amanecer entre todo ello.
Por eso vuelvo de forma recurrente a las arenas humedas, buscando esas sensaciones que he querido hoy compartir.